El dilema central del investigador se plantea, pues, de forma especialmente aguda en la psicología: o bien el animal no es como nosotros -en cuyo caso no hay razón para realizar el experimento-, o bien el animal es como nosotros y, en este caso, no debemos utilizarlo para realizar un experimento que consideraríamos una atrocidad si lo hicieran con uno de nosotros.
Prioridades y supuestas incompatibilidades entre los asuntos humanos y los del resto de animales:
Entre los factores que dificultan la tarea de provocar el interés público por los animales destaca, como uno de primer orden, el supuesto de que <
Es cierto que hay muchos problemas en el mundo que merecen que les dediquemos tiempo y energía. El hambre y la pobreza, el racismo, la guerra y la amenaza de aniquilación nuclear, el sexismo el desempleo, la conservación de nuestro frágil medio ambiente, todos ellos son asuntos importantes, y ¿quién puede decir cuál es el más importante? Sin embargo, si nos situamos fuera del marco especista, podemos ver que la opresión de los no-humanos por los humanos ocupa un lugar próximo al de estos temas. El sufrimiento que causamos a los seres no-humanos puede ser extremo y las cantidades con que se opera son gigantescas: más de cien millones de cerdos, ganado vacuno y ovino pasan anualmente por los procesos descritos en el capítulo 3 [En la granja industrial... o lo que le sucedió a tu comida cuando aún era un animal] tan sólo en Estados Unidos; lo mismo ocurre con miles de millones de pollos, y al menos 25 millones de animales se destinan cada año a la experimentación. Si se obligara a un millar de seres humanos a sufrir el tipo de pruebas que padecen los animales para probar la toxicidad de los productos domésticos, habría una conmoción nacional. La utilización de millones de animales para el mismo fin debería causar, al menos, una preocupación similar, sobre todo cuando este sufrimiento es innecesario y podría detenerse fácilmente si así lo deseáramos. La gente sensata desea poner fin a la guerra, la desigualdad racial, la pobreza y el desempleo; el problema es que hemos estado intentándolo durante años y ahora tenemos que admitir que, realmente, no sabemos cómo hacerlo. En términos comparativos, la reducción del sufrimiento de los animales no-humanos a manos de los humanos será relativamente fácil en cuanto los humanos se lo propongan.
En cualquier caso, la idea de que los <
Lenguaje discriminatorio, ¿acaso no somos también animales?
Nuestras concepciones de la naturaleza de los animales no-humanos, y un razonamiento defectuoso sobre las implicaciones que se derivan de nuestra concepción de la naturaleza, también contribuyen a fortalecer nuestras actitudes especistas. Siempre nos ha gustado considerarnos menos salvajes que el resto de los animales. Decir que una persona es <